En una sociedad cambiante, las empresas también necesitan evolucionar. Por ello, en los últimos años han surgido nuevas formas de abordar los proyectos empresariales. En este sentido, surgen las metodologías ágiles. Se trata de un conjunto de técnicas y herramientas especialmente ideadas para el desarrollo de proyectos que precisan de una especial rapidez y flexibilidad en su proceso. Por ello, es importante que los profesionales dedicados a la Dirección de Proyectos conozcan las principales diferencias entre metodologías ágiles y metodologías tradicionales a la hora de gestionar un proyecto.
Tabla de contenidos
Trabajo por fases y tareas en el Proyecto
La división del trabajo por fases y tareas definidas es un sistema muy robusto cuando todos los condicionantes permanecen dentro de una estabilidad determinada. Es lo que utilizan las metodologías tradicionales. Sin embargo, cuando se gestionan proyectos donde los inputs para nuestro trabajo no permanecen estables, estamos ante una situación de incertidumbre total. Todo ello puede afectar a la línea de flotación de nuestra gestión.
Ante estos casos, se necesitan metodologías que permitan introducir el ítem “incertidumbre” en la gestión. Es aquí donde surgen las metodologías Ágiles.
Novedades que aportan las metodologías ágiles
Los métodos ágiles cambian significativamente muchos de los parámetros que definen la gestión tradicional de proyectos. Entre otros aspectos, estas metodologías son adaptables en lugar de predictivas.
Las metodologías tradicionales en Project Management tienden a intentar planear una parte grande del proceso en gran detalle, para un plazo largo de tiempo. Es decir, los métodos tradicionales responden a su naturaleza para resistirse al cambio.
Sin embargo, en los métodos ágiles, el cambio es bienvenido. Intentan ser metodologías que adaptan sus procesos y crecen con el cambio.
Orientación a personas vs orientación a procesos
Otra diferencia entre metodologías ágiles y tradicionales es que las metodologías ágiles están orientadas a las personas en lugar de al proceso. La meta de los métodos tradicionales es definir un proceso que funcionará bien con cualquiera que lo use. Sin embargo, los métodos ágiles afirman que ningún proceso podrá maquillar las habilidades del equipo, de modo que el papel del proceso es apoyar al equipo en su trabajo.
La elección de la metodología de gestión del proyecto es un factor fundamental para garantizar el éxito del mismo. Por ello, un buen Project Manager ha de tener habilidades suficientes para seleccionar la metodología más adecuada para el proyecto que va a gestionar.
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