La creciente complejidad de los productos a desarrollar y los requerimientos que evolucionan aceleradamente siguiendo las exigencias de los mercados conducen a la búsqueda de nuevos modelos. En el ámbito del project management, las metodologías ágiles nacieron a mediados de los años noventa, para resolver algunos problemas.
Las metodologías ágiles surgen ante una investigación difícilmente estimable al mismo tiempo que se construye. El mundo actual requiere mucho más que cumplir con los objetivos de coste- tiempo-alcance. A veces las estimaciones en tiempo-recursos son imprecisas y la calidad de los resultados se resiente por la necesidad de cumplir con un plan estricto. En los mercados altamente competitivos como el actual se requiere rapidez y flexibilidad: reducción del “time to market”. Estas metodologías tratan de solventar estos aspectos.
En los mercados altamente competitivos como el actual se requiere rapidez y flexibilidad
En el año 2001, como colofón de la aparición de estas metodologías ágiles, se reunieron 17 profesionales expertos en el desarrollo de software con el ánimo de buscar nuevas y mejores formas de desarrollar software poniendo énfasis en las personas y sus interacciones, la colaboración y la respuesta continua al cambio, explorando nuevas formas de hacer las cosas, y compartiendo experiencias, dando origen a una nueva comunidad de profesionales que explora sistemáticamente nuevas alternativas frente al modo tradicional de desarrollar software. A raíz de esa reunión se crea el manifiesto ágil, documento que marca la filosofía de las metodologías ágiles.
El manifiesto ágil se basa en 4 valores:
- Valorar a los individuos y su interacción (personas y clientes), por encima de los procesos y las herramientas.
- Desarrollar software que funciona, por encima de la documentación exhaustiva.
- La colaboración con el cliente, por encima de la negociación contractual.
- La respuesta ante el cambio, por encima del seguimiento de un plan.
Las metodologías ágiles intentan evitar los largos y, en ocasiones, excesivamente burocráticos caminos de las metodologías tradicionales enfocándose en la gente y en los resultados. Estas metodologías han llegado para quedarse en el ámbito de la dirección de proyectos.
Información extraída del webinar impartido por Raquel García León para EALDE Business School.
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