La internacionalización empresarial supone una inversión de tiempo, esfuerzo y dinero. Las empresas afrontan diversos problemas en este desafío, por lo que han de estudiar el momento adecuado para su salida al exterior, la selección del mercado y la estrategia a desarrollar.
Tabla de contenidos
Salida al exterior
La empresa ha de cuestionar su salida al extranjero. La internacionalización será una buena opción si no puede aumentar más su cuota de mercado en el territorio nacional, tiene un producto exportable y cuenta con los recursos económicos y técnicos para ello.
Selección del mercado
La elección del mercado de destino es otro de los elementos a evaluar por la empresa. Ésta ha tener en cuenta sus singularidades y las de su producto; factores como el idioma, aspectos culturales y experiencia; la proximidad geográfica; la situación financiera del país de destino; la competencia; las restricciones del trabajo o las necesidades de homologación del producto.
El tamaño del mercado, su potencial de compra y la fase en la que se encuentre va a condicionar la implantación. La selección del país debe ir acompañada de un análisis de los riesgos físicos y jurídicos que presenta.
Formas de implantación
La empresa ha de valorar y analizar las distintas opciones de implantarse en el país. Las opciones pueden ir desde la búsqueda de un socio local o la compra de un negocio local, hasta societariamente como oficina de representación, sociedad de responsabilidad limitada o sociedad anónima. La forma más recomendable va a variar dependiendo del tipo de empresa, de su producto o servicio y del país de destino.
La empresa tiene que encontrar el momento adecuado para su internacionalización. La elección del producto, el mercado y sus riesgos y la forma de su implantación van a propiciar una ventaja competitiva en este desafío.
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