El cumplimiento normativo juega un papel fundamental en las empresas. De hecho, en España hasta el 62% de las compañías reconocen tener una función o departamento dedicado a la gestión del cumplimiento normativo. Pero, ¿en qué consiste este término exactamente?
No existe una única definición de cumplimiento normativo, pero, como su propio nombre indica, se trata de una estructura creada dentro de las organizaciones encargada de dar cumplimiento a los preceptos legales que afectan a la compañía. De esta forma se evitan sanciones o pérdidas de reputación por incurrir en el incumplimiento de leyes.
A menudo el concepto de cumplimiento normativo se utiliza como sinónimo de compliance o cumplimiento corporativo. No obstante, estos conceptos son aún más amplios, ya que la función de compliance no sólo se reduce al cumplimiento legal y normativo, sino también al cumplimiento de códigos de conducta, reglamentos o códigos deontológicos, por ejemplo.
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En todo caso, la gestión del cumplimiento evita riesgos normativos que pondrían en serios problemas la estabilidad y continuidad de la actividad de la organización. Esta función es especialmente importante en sectores muy regulados o en los que están surgiendo una gran cantidad de leyes. Ocurre, por ejemplo, en el sector financiero, en el farmacéutico o en el sector medioambiental. En empresas de sectores como estos es fácil incurrir en el incumplimiento de una ley (bien porque nadie se dio cuenta o porque algún empleado o miembro externo pudo incumplirla a conciencia). Por ello, la función del cumplimiento es vital para evitar que estos riesgos lleguen a materializarse.
La importancia del plan de cumplimiento
Las políticas de cumplimiento normativo suelen estar a cargo del oficial de cumplimiento, también llamado compliance officer. Este se encarga de planificar y ejecutar el plan de cumplimiento y comunicar a toda la organización las principales medidas a seguir.
Esta figura está ganando cada vez más presencia en las compañías incluso, en algunas jurisdicciones, puede llegar a tener una responsabilidad legal y o penal.
En su desempeño, el oficial de cumplimiento puede apoyarse en un estándar internacional, la ISO 19600. Esta directriz supone el paradigma de la implantación del cumplimiento en las organizaciones para todas aquéllas compañías que quieren cumplir con las obligaciones legales, es decir, que quieren implementar políticas serias de compliance. La norma recoge recomendaciones (que no son obligatorias) para implantar una política de cumplimiento normativo de forma eficaz.
También existen otras normas, como la ISO 37001 o la UNE 19601, que ayudan a la función de cumplimiento, aunque en estos casos la finalidad es más amplia que el simple cumplimiento legal.
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