Artículo de Sergi Simón, profesor de EALDE Business School
Es cierto que la mejor forma de testear si un plan de emergencia es bueno, es verlo ejecutándose en una situación real, pero eso no es siempre posible (ni deseable). Y es en casos en los que podemos evaluar el correcto funcionamiento de las medidas de tratamiento, definidas cuando solo estábamos imaginando qué podría pasar y cómo lo podríamos mitigar, que es importantísimo monitorizar y registrar todo lo que sucede y cómo sucede. Así debe ocurrir con la crisis causada por el COVID-19.
Es común escuchar estos días que durante la emergencia no es tiempo de pedir explicaciones y de hacer análisis de causas. Y ello es cierto, pero a mi parecer, se está omitiendo complementar este aspecto con un consejo de enorme valor: si durante la emergencia observamos bien y registramos en tiempo real, el análisis de causas y las explicaciones futuras serán más acertadas.
Y al igual que en el hundimiento del Titanic, en este contexto, las personas, y por extensión los departamentos y áreas de las organizaciones, se comportan atendiendo a diferentes estereotipos.
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Comportamiento atendiendo a diferentes estereotipos
Pensemos en la banda de música tocando mientras se hundía el barco. Lo hacía por una mezcla de sentido de responsabilidad y vocación. En un contexto en el que todo el mundo se paralizaba por el pánico, en los que arrasaban con todo para salvarse (también por el pánico), en los egoístas, en los altruistas, en los eficientes tomando decisiones, en los líderes y en los pésimos responsables.
Pues igual que en el Titanic, podemos analizar cómo los diferentes elementos de una organización se están comportando. Si bien, en este caso, además, a diferencia del episodio del hundimiento, podemos ver también la evolución de dichos tipos de comportamiento.
En el Titanic la gente decidió en un breve lapso. Pero ahora, tenemos la oportunidad de corregir y adaptar nuestras decisiones en función del efecto que van teniendo. Y eso es lo que realmente tiene valor. Es decir, conocer cómo reaccionan las personas y las organizaciones en un primer momento, pero lo que es más importante, cómo se adaptan con el paso de los días.
El registro de los comportamientos en el actual escenario del COVID-19
Este registro consciente de dichos comportamientos, debemos hacerlo por un sentido de responsabilidad y por pura profesionalidad. Y la idea no es tener esta información para posteriormente pedir explicaciones y dirimir responsabilidades. Más bien, la idea es tener esta información para mejorar, fortaleciendo los aspectos positivos y mitigando los negativos.
Muchas personas que pensaban trabajar en equipo están viendo como en este contexto, su trabajo diario es más parecido a un episodio de la saga de Juegos del Hambre, que a un proyecto de resiliencia cooperativa.
Pero también muchas personas quedan sorprendidas por la capacidad de trabajo y colaboración en tiempos difíciles de personas que venían pasando desapercibidas.
Y he hablado de personas, pero lo mismo es extrapolable a todos los recursos no humanos relacionados con la producción, la comunicación, el transporte, el suministro, el registro… Pues bien, registrar también en tiempo real su comportamiento y adaptación, será de enorme valor para los análisis futuros.
Seguro que esta crisis del COVID-19 cambiará muchas cosas. Pero intentemos que los medios que hoy en día tenemos nos ayuden a parametrizar las causas y tomar las decisiones oportunas, que nos permitan prepararnos mejor para la siguiente crisis que seguro vendrá. Este evento de consecuencias globales, al que muchos intentan definir como Cisne Negro para intentar eludir responsabilidades, lo único que tiene de ello son las altísimas consecuencias, pero la bajísima probabilidad, para nada. Este evento era plausible, esperable y probable. Esperemos estar aprendido mucho de ello.
-Acerca del autor, Sergi Simón–
Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona. Cuenta con un Postgrado en Estadística aplicada por la Universidad Politécnica de Cataluña y un Máster en Consultoría ambiental por el Instituto ISEMA. Es Certified Trainer ISO31000 GT31000.
En su carrera profesional, ha desempeñado el cargo de técnico consultor en Progea, técnico de la Unidad de Acreditación del Departamento de Medioambiente de la Generalitat de Cataluña, socio fundador de AGA-Q, GREASA y DPS. Actualmente, es consultor freelance en Calidad, Medioambiente, Riesgos, Productividad y RRHH.
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